La usabilidad hace referencia a cómo usamos las cosas, a la facilidad con la que las utilizamos
y a si nos permiten hacer lo que necesitamos o deseamos hacer. Se trata de una característica de
facilidad de uso, esencialmente aplicada al software, pero relevante para cualquier artefacto humano.
En términos generales, un producto o aplicación es fácil de utilizar cuando responde efectivamente
a la tarea para la cual se utiliza.
El origen de la usabilidad proviene de la traducción literal del término anglosajón usability que,
aunque no haya sido aceptado desde sus inicios por la Real Academia Española, mantiene un adecuado
significado y valor lingüístico. Ahora bien, ¿cómo podemos saber si un producto o sistema es usable?
Jacob Nielsen, experto en la materia, mide la usabilidad a partir de cinco criterios:
• Facilidad de aprendizaje. El sistema o producto debe ser fácil de aprender, de manera que el usuario pueda trabajar con él lo más rápido posible. • Eficiencia de uso. El nivel de productividad del usuario que ha aprendido a usar el producto debe ser alto para poder completar determinadas tareas. • Facilidad de memorización. El sistema debe ser fácil de recordar incluso después de algún periodo sin uso. • Errores. Para que un producto sea usable debe generar el menor número de errores posible. • Satisfacción. El sistema debe ser agradable de utilizar. Debe proporcionar comodidad y actitud positiva durante su uso.
La experiencia de usuario pone énfasis en los aspectos más relacionados con la experiencia, la empatía,
el significado y el valor de la interacción persona-ordenador, aunque también tiene en cuenta las percepciones
del usuario en relación con los aspectos más prácticos como la utilidad, la facilidad de uso y la eficiencia de
un sistema.
Y es que la experiencia de usuario representa un cambio emergente del propio concepto de usabilidad,
ya que evalúa un ciclo de vida que va más allá del desarrollo del producto. Comienza a través de la
observación, planteando el perfil de los usuarios y acaba mucho después del prototipado y posterior distribución.
La aplicación debe permitir a los usuarios navegar fácilmente a través de la información y las funciones disponibles.